11 de noviembre de 2013

Una pequeña terapia personal.

Lo de ser políticamente correcta me reprime demasiado.

Hoy, porque es lunes y porque no es bueno reprimir nada he decidido hacer caso a John Lennon y empezar una revolución desde la cama.

Mi querida España; ¿qué eres?
Un territorio precioso, lleno de historia, cultura y naturaleza. Ya los Romanos veraneaban aquí. 
No hay duda de que se gana en calidad de vida precisamente por la tierra fértil que eres. 
Pero te has olvidado de tomar el ciclo entero de antibióticos cuándo más enferma estuviste. Esa infección nunca se curó. 
Nadie quiso recordar. Ni unos ni tampoco los otros. Y entiendo, que en un momento dado tuvo que ser así. 
Pero en aquellos tiempos, y aún hoy, se ha permitido que auténticos criminales se salieran con la suya. Quizás, más moderadamente. Disimulando maneras de vivir poco tolerantes. Escondidos detrás de ideologías plagadas de cristianismo. Porque no debemos olvidar el papel que tuvo la clase religiosa durante aquellos años grises.

Soy consciente que en aquellos tiempos también ellos fueron victimas. Cualquier tipo de violencia me repugna.

Esta claro que no soy nada religiosa. Para mí la razón y la lógica están indiscutiblemente por encima de cualquier misticismo. Aunque debo de reconocer que la evolución, la naturaleza, el ser humano y sobretodo la maternidad tienen muchas cosas inexplicables. 
Intento convencerme que el progreso humano nos llevará a entender todo, aunque a veces mi escepticismo me lleva a ser muy negativa y pensar que no somos una raza inteligente.
Igual que a Kant, las estrellas en el firmamento y la ley moral en mi corazón son cuestiones que me abruman.
La ley moral, para él, era el sentimiento común en el ser humano de sentir ,por ejemplo, que matar a un niño es algo terrible. Independientemente de donde hayas nacido y como te hayan educado. Lo "normal" es rechazar algo así. Un tema muy curioso y también un poco "sobrenatural".

Retomando el tema, me vine a España hace diez años. Por supuesto empecé a notar muchas diferencias de mentalidad.
Me chocaba ver fumar a todo el mundo en todas partes, ir a un banco y ser atendida con el piti en la boca era muy curioso y también que mi superior se dirigiese a mi como “Cuerpo” me parecía ridículo. Es necesario decir que mi primer trabajo en España fue en una de las instituciones, en mi humilde opinión, más rancias posibles. Unos grandes almacenes.

Lo primero que cambié fue el tema de la puntualidad y volví a llevar reloj o mejor dicho volví a tener que mirar la hora en el móvil.
¡Ay! Esas compañías de telefonía móvil y sus trucos muy mafiosos. Pero eso es otro tema.

Una cosa que me preocupó enseguida era el tema de los contratos laborales precarios. No entendía como llegar a ser una empleada indefinida era una meta casi inalcanzable y sin embargo cada vez que acudía a mi sucursal bancaria intentaban colarme hipotecas y créditos inmensos y seguramente difíciles de afrontar.

Pero aún así, yo era feliz. La “dejadez”, la elasticidad de la palabra, el "esto es espain" me permitió ser muy libre de repente. En mi otro país no lo era del todo, o mejor dicho el sistema era tan agobiante que ya ni se notaba. 

Bueno, llegue en abril del 2003 y empecé a ver curas y monjas por todas partes. Me pareció curioso, porque Suiza tiene dos confesiones oficiales y sin embargo parecía mucho más laica que España.

Claro que teníamos una asignatura de religión, pero era cultura general. Es decir, aprendíamos de todo y el que quería profundizaba más pero en su ámbito privado.
Nunca tuve la sensación de ser perseguida como aquel día en Sol después de haber aceptado el matrimonio gay. Me acuerdo sentir miedo de aquellos jubilados furiosos y desesperados y me choco mucho ver a gente joven alzar la mano a lo Nazi. ¡Lo que hace la ignorancia!
Sí, considero ignorancia no ser capaz de entender de que cada uno se acuesta o se "arrejunta" con quien le de la gana.
Y de ahí también un poco mi fobia a los religiosos intolerantes. ¿Como podéis renunciar a algo tan maravilloso como entregarte, no sólo a otro sino a tu propio cuerpo? ¿Por que ese miedo a la promiscuidad? ¿Que pasa si se hace con respeto? No entiendo ese renuncio.
Entiendo a los asexuales, los que simplemente no tienen tanto apetito sexual. Pero renunciar a algo que te alimenta, como lo hace un orgasmo, no me lo explico. Pero ojo, cada uno con lo suyo. Ahora, a mi no me tachar de nada por haber sido libre. Ya sé que soy una pecadoooora y encantada de la vida (un poco de Chiquito no viene mal también muy espanisch).

Vale, lo que acabo de soltar sobre el sexo se puede discutir, analizar, compartir o no. Pero exigir vivir con miedo y pensando que esta vida la hay que sufrir para después de la muerte, con suerte, poder ver a un Dios, no lo entiendo. No quiero ser una oveja en un rebaño, ni siquiera la oveja negra.
Soy mujer. Un ser poderoso por mi capacidad de traer vida a este planeta. ¡Y te aguantas!

Hace unos años nos estremecíamos todos porque algún musulmán, probablemente muy radical, publicara diferentes maneras de castigar a la mujer. Y yo me pregunto: ¿Y lo de esta semana pasada, la mujer sumisa, qué? Supongo que es más llevadero porque es un escrito europeo. 
¡Anda ya! Ni sumisión femenina ni masculina. Como decía Bob Marley debemos liberarnos de la esclavitud mental y moral.
Sé libre de vivir y morir como quieras. Sólo te pido que no dañes a otras vidas.

Ya no sé lo que quería decir cuando empecé a escribir. Se mezclan varias cosas y tiene que ver con hacerme mayor. No por las arrugas, canas o mi lucha por no aburguesarme sino por haber perdido esa inocencia. La inoncencia de pensar que un mundo mejor es posible. No lo es.
No hasta que perdamos el miedo a morir y a vivir. No lo es, hasta que todos seamos capaces de aceptar nuestras frustraciones y limitaciones. Pero sobretodo, no habrá un mundo mejor,  hasta que ese “hombre blanco” acepte que no es más que nadie. Esto se ha dicho millones de veces, no hago más que repetirlo por si cuela.

Bueno ya lo he soltado. Sólo añadir que no soy nacionalista, no entiendo el término nación más que como nombre para un grupo de gente. Casi, casi como el nombre de un grupo en el whatsapp ; )
Yo no soy de ningún sitio mas que de mi madre y de mi padre y ellos igual.
Pero amo los lugares en los que he vivido y soy capaz de criticar lo que no me gusta. Criticar positivamente y dentro de lo posible siempre teniendo en cuenta que no soy mejor que nadie.

Ya lo he soltado. Uff.

K.